Dueles

Sabiendo que tu sola te rompiste al corazón al pensar que las cosas cambiarían cuando estaba claro que no.

Lo que quieres y lo que no, como quieres que te quieran y sobretodo cómo mereces que lo hagan.

Un día si y un día no, el alcohol te dice te amo y una carta de hace más de un mes también. Un detalle y caes, pasan dos semanas y te vuelves a dar cuenta de todo. Otra mentira, otro mensaje.

El desinterés está más claro que el agua.

Las palabras están de más. Poco a poco vas pegando cada pieza de tu corazón y te das cuenta de todas las lecciones que te dejó esa persona.

Vuelves a ser quien eras antes de él, te haces piojito, brillas bien bonito y sigues tu camino. Hasta que llega un día de san Valentín y te encuentras a las 2:15 de la mañana tomando cerveza en un bar rodeada de desconocidos bailando sintiéndote más sola que nunca.

Te das cuenta de que no estás bien, y que probablemente no lo estarás en un tiempo.

Tal vez fue el descaro y el cinismo de un mensaje, el efecto del alcohol, la fecha, que se rompió tu anillo favorito, o el hecho de que todo el día estuviste viendo historias y fotos de parejas.

Nos daremos cuenta en unos meses. Mientras tanto, seguiré fingiendo que todo está bien.

Sin “hubieras” ni “ojalás”.

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