8 señales de que eres dependiente de tu relación de pareja

El ser humano no nació para depender de nada ni nadie, nacimos para ser libres. Una relación de pareja debería de ser una motivación, un placer, una alegría. Sin embargo, muchas veces caemos en la dependencia y esto es nada menos que perder nuestra libertad individual para que alguien se haga cargo de nosotros, para no tener que sentir ni pensar, para no opinar, para no estar solos por miedo a la soledad, para tener el control de algo o alguien. Existen varios tipo de dependencia, desde el emocional hasta el físico, pasando por la dependencia mental y hasta sensorial.

Cuando una relación de pareja cae en la dependencia, ya sea por parte de las dos personas o por una, la relación deja de ser un placer y se convierte en una necesidad. Es decir, en vez de disfrutar el tiempo con tu pareja, necesitas ese tiempo. Y hay una gran diferencia, cuando disfrutas ese tiempo te dedicas a compartir emociones, sensaciones, pasiones… Y cuando necesitas ese tiempo estás en otro lado mentalmente, traes tantas cosas tanto inconsciente como conscientemente que no disfrutas a la otra persona.


1. Necesitas a tu pareja para todo:

Una cosa es querer hacer cosas con tu pareja y otra cosa es necesitarlo. Hay una línea muy delgada y sutil entre estas dos, cuando quieres hacer todo con tu pareja puedes ser independiente. Pero, cuando necesitas a tu pareja para todo es porque no puedes estar sin él o ella, es porque te has vuelto dependiente de tu pareja. Puede ser por miedo al abandono, por miedo a ser rechazado, por miedo a la vida, en fin… Cuando te vuelves dependiente de tu pareja, este es un signo de alerta. Es cuando realmente no puedes hacer nada, desde ir a hacer las compras hasta ir a tomar unos tragos con tus amigos. Una persona dependiente pocas veces dirá que va sola o solo, pero muchas veces dirá «voy con mi pareja» a eventos, comidas familiares, bodas, cine o cualquier tipo de actividad.

2. Eres posesivo:

¿Todo el tiempo estás enviándole mensajes a tu pareja? Además de ser un signo de celos, o sea de baja autoestima y desconfianza, estar tan al pendiente y ser tan posesivo con tu pareja es un signo de dependencia. Te gusta controlar las cosas, te gusta saber qué hace todo el tiempo, dónde está todo el tiempo, con quién está… Una cosa es tener comunicación, que te avise cuando ha llegado a su casa después del trabajo y otra cosa es enviarle mensajes todo el día, llamarlo a cada hora, estar tan al pendiente de él o ella y de su vida, de la vida que tiene desde antes de conocerte.

3. Tu felicidad depende de tu relación:

Si tu relación va bien, tu humor y felicidad están a tope con todo, pero cuando tu relación va mal todo se te derrumba… Es entendible hasta cierto punto, pero cuando no puedes ser feliz dejando a un lado tu relación, ya es algo grave y es un problema. Tener una relación de pareja no es fácil, conlleva mucho trabajo tanto individual como en conjunto. Sin embargo, una persona que es dependiente tiene a deprimirse si tiene problemas con su pareja, tiende a ponerse histérico con los demás, tiende a dejar su vida por su relación. Y esto es algo muy grave, no puedes depender de otra persona para ser feliz, para tener metas y sueños, para tener una vida. Las personas que son dependientes de su pareja generalmente se olvidan de su vida, de sus emociones y de sus pensamientos como seres individuales. Tienen el error de pensar que su pareja es un felicidad, cuando en realidad, la pareja es un espejo de ellos, es un reflejo de tu yo interno, de su esencia. Al olvidarte de ti y concentrarte en que tu felicidad depende de tu pareja caes en la dependencia, caes en un círculo vicioso de subidas y bajadas emocionales, porque ninguna relación es perfecta y tampoco imperfecta, simplemente somos seres humanos.

4. Haces sacrificios con tal de que tu pareja esté feliz:

No te cambias el corte de cabello, empiezas a vestirte de forma diferente a la que lo hacías, cancelas la cena que tenías con tus amigos o simplemente vas tú todos los días a verla, mientras él o ella no hacen nada de eso. En todas la relaciones, ya sean de pareja o de amistad, siempre debe haber un equilibrio. Estar en una relación de pareja no debería de ser un sacrificio, no debería de ser un dolor de cabeza, no deberías dejarte y olvidarte de ti, de tus necesidades, de tus emociones ni tus sueños. Cuando una persona hace demasiados sacrificios en su relación, probablemente es dependiente de tu pareja. Hacer sacrificios está bien, como cambiar la cena con tus amigos porque ese día es el aniversario con tu pareja, pero ya en exceso, no son sanos.

5. Tienes miedo al abandono:

Haces y dices lo que sea necesario para no romper el lazo afectivo que hay en tu relación, ya sea que te calles cosas o que actúes de ciertas maneras. Te da miedo que tu pareja se vaya o que tu relación simplemente se desvanezca en el aire. Muchas personas dan regalos, son detallistas en exceso y muchas hasta llegan a humillarse con tal de que su pareja esté «feliz», cuando en realidad esa felicidad no es por el amor o el cariño que hay entre los dos, sino por cosas materiales o acciones que simplemente no te nacen, las fuerzas para complacer a tu pareja y que así, la relación perdure.

6. Dejas a un lado a otras personas, como amigos y familiares:

¿Hace cuánto no vas a tomar café o a cenar con tus amigos? Y cuando lo haces seguramente estás pendiente del teléfono, hablando con tu pareja, avisándole cada movimiento… Es entendible que cuando comienzas una relación sentimental con alguien, te alejes un poco de tus amigos y familiares por el enamoramiento, por la emoción de algo nuevo, una nueva relación y el amor que sientes hacia la otra persona. Pero cuando eso no se detiene, es decir, cuando dejas de pasar tiempo con tu familia y amigos por estar con tu pareja, cuando pones pretextos como «me siento mal, no iré» o «tengo una comida importante con la familia de mi novia» y en realidad solamente verán películas tu y ella es un problema. No es el hecho de mentir, sino de que todo tu tiempo lo centras en tu pareja y eso a largo plazo, es dañino. No te das tu espacio ni se lo das a tu pareja, no tienes tiempo de calidad con tus seres queridos ni con tus amistades…

7. Te olvidas de tus metas y sueños:

Estás más preocupado por las metas y sueños de tu pareja o de la relación que de las tuyas. Esto es algo realmente malo, tanto para ti como ser individual como para la relación. No podemos pensar que estaremos toda la vida con esa persona si no tenemos metas propias, primero estamos nosotros, nuestros sueños, y después vienen los sueños y metas en conjunto con otra persona. Cuando tienes dependencia hacia tu pareja tus sueños y metas los guardas, se te olvidan y llega un punto en el que no sabes ni qué quieres ni cuándo ni cómo lograrlo. Te pierdes completamente en los de tu pareja o en los de la relación, y muchas veces piensas que las metas que tiene tu pareja como ser individual también son las tuyas.

8. Tu independencia ha desaparecido:

Independencia o individualidad, básicamente pierdes el control de tus emociones y decisiones por estar esperando a tu pareja. Es decir, estas a la espera de que él o ella te digan qué es lo que sientes, qué es lo que quieres y qué es lo que necesitas. No puedes tomar decisiones ni identificar tus emociones sin la ayuda de tu pareja. Te preocupas más por las decisiones de tu pareja que por las tuyas, prefieres que tu pareja elija la película por el simple hecho de que no sabes decidir. Es un ejemplo vago y tal vez absurdo, pero cuando pierdas tu independencia e individualidad dentro de una relación de pareja estas pequeñas decisiones son con las que comienza la dependencia.

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